lunes, 18 de junio de 2018

¿Es posible un marketing cultural ético?

Durante el tiempo en el que no he podido escribir en este blog no te creas que he estado de brazos cruzados. ¡Nada más lejos!

He "dado a luz" dos proyectos vinculados al turismo con una perspectiva algo particular -y curiosamente otro de investigación aplicada sobre salud reproductiva que está en pleno parto- que hacen uso del marketing cultural ... pero son mucho más que marketing. Pretenden ser un instrumento de concienciación y transformación social con un fuerte componente ecologista a través del conocimiento. ¿Será posible?




Te los presento:

son ASTROTOURISTING,
algo más desarrollado,
y DIVULGACTIVE Style of Travel, Tourism & Life,
más en pañales.

Mis pequeñas criaturas ...


Espero que sea el inicio de una bonita amistad. Y que se lleven bien ;)




En ellos vuelco la tendencia por el consumo de divulgación científica con mi propia experiencia en la investigación y la educación basado en un toque de aprendizaje significativo contextualizado y en un formato muy de ocio creativo.

Por lo tanto esto del marketing cultural no se convierte sólo en una herramienta sino en un objetivo y conocer el papel que prestan mis disciplinas a este terreno por parte de Andy Stalman y Ramón Ollé ha sido clarividente, revelador, y no precisamente por cuestiones metafísicas sino aportando evidencias de sus trabajos y observaciones en "el mercado".


La relevancia que otorgan a las disciplinas humanísticas ambos profesionales creo que es una reivindicación que llega no en tiempo pero sí en forma. Allá por 2003 ya argumentaba ¡en tercero de carrera! las grandes aportaciones y utilidad que encontraba tenían tanto la Sociología como la Antropología a la hora de detectar modas, tendencias de consumo, entre otras muchas. Hallar la confirmación en el ensayo BRANDOFFON (3ª ed. ¡dedicada!) de Stalman -leído, lo confieso, entre 2017 y 2018: acabo de terminarlo, motivo por el que escribo ahora este comentario- y la conferencia del pasado enero ENTENDER LA CULTURA: EL NUEVO MARKETING de Ollé son, siguiendo la terminología pedagógica, un refuerzo positivo al aprendizaje que emprendí para reforzar mi vertiente de investigación de mercado empleando estos proyectos como ejercicio para aprender haciendo.


Andy Stalman: experiencias y emociones 

       Para alguien como yo que entiende que la turistificación de los distintos recursos -desecho patrimonio- ya sean naturales, arquitectónicos, intangibles, ... siempre que se haga con criterio o se aclare el criterio con el que se hace la selección, la tematización, puede llegar a hacerse, digamos, con dignidad -máxime si es con finalidad divulgativa incluso del proceso social y epistemológico de la construcción del conocimiento-, es una sentencia, léase tendencia, en boga incluso cuando el enfoque es más racional. Ahí está mi fascinación por el empleo de la neuromúsica en bandas sonoras en base a la respuesta de los individuos a las composiciones elaboradas con los valores que se quiere transmitir, por ejemplo. Peeero llegar quizá al abuso de las emociones para captar la atención puede dar lugar a cierta manipulación. Es más, el exceso puede conducir a la desensibilización y de nuevo plantear el mismo problema que la infoxicación.

Yo desde luego, si puedo, en la tarea de formar también me resulta inevitable concienciar sobre los mecanismos que puedan conllevar un condicionamiento conductual, sobre todo de cara a llevar a cabo un consumo responsable humana y ecológicamente (que l@s human@s formamos parte del nicho ecológico al que nos refiramos, no lo olvidemos, en este caso su target o su capital humano).

Ramón Ollé: la marca que enseña a comprar

Recupero en este sentido, y trasciendo, tal idea refiriéndome a enseñar no sólo a comprarla sino a comprar en general.

Podrá parecer, y seguramente lo es, ingenuo y contraproducente, porque muchas veces el feedback que recoges, lo que realmente te haría más comercial, no es lo que deseas aportar. Desde luego no pretende ser mesiánico, bueno, sí, un poquito -si acaso la única alternativa al futuro apocalíptico que se prevé-, y, lo peor de cara a la viabilidad y escalabilidad de las ventas, como apuntaba, incompatible con la mayoría del mercado ... Cuestión de hallar el público-objetivo afín y tratar de ampliarlo.

Emprender con conciencia social no es fácil ni es sólo cuestión del tipo de marketing sino ante todo del modelo de negocio. Y es que la ética entre detectar tendencias y utilizarlas en tu beneficio es una línea muy fina -los debates éticos en las ciencias sociales aplicadas al mercado son consustanciales a ellas mismas-, pero lo bueno, pienso, es que el camino sólo tiene una dirección: ir a mejor. Porque lo peor, no sé qué opinarás, creo que ya está hecho. Espero.